Sobre la pobreza

Hoy es el Blog Action Day. A diferencia del año pasado, en mi blog ya caben reflexiones como esta, sin necesidad de relacionarlas con la actividad de crear, mantener o mejorar un blog. Sin embargo, debo advertirte que lo que voy a escribir posiblemente no te va a sonar agradable, ni se va a inscribir en lo aceptado actualmente como «políticamente correcto». Así que todavía tienes tiempo de hacer un click e irte a un blog que sí lo esté….

Lo que desde siempre me ha horrorizado de la pobreza no es que «los gobiernos» no se inmuten. Es que las propias personas que la sufren parezcan no inmutarse lo suficiente como para actuar y cambiar su situación. In-mutar es una forma de decir «quedarse como si nada ocurriera» es decir sin-cambiar. La pobreza en nuestro planeta arropa a la inmensa mayoría de la población. Una simple decisión de desacuerdo con el estado actual de cosas y entonces la acción conjunta, organizada y dirigida a un primer paso sensato podría ser todo lo que se requiere para iniciar el cambio. Hasta un niño podría verlo, pero, claro… qué saben los niños de estos complicados e importantes asuntos de la economía global.

Durante toda la historia humana nos hemos debatido entre el por qué y el cómo de la pobreza, de la injusticia.

En los primeros siglos diversas divinidades y religiones justificaban la situación de pobreza y esclavitud de pueblos enteros al servicio del dios y el gobernante de turno. Hoy, las sacrosantas ciencias sociales, depositarias de todo Honor y toda Gloria, todo conocimiento y toda luz, nos proveen de razones indiscutibles, así como de sus correspondientes cánticos de alabanza socioeconómicopolíticos, dotados del correcto enfoque de género, visión multiétnica y ambientalmente sostenible. Apenas ayer esos mismos cánticos provenían de la simple superstición y codicia de los sumos sacerdotes, hoy nos dicen que cuentan con una sólida base científica y le cantan a un altruismo a toda prueba… Caramba, cuánto hemos avanzado! Hoy, la esclavitud se disfraza de sociedad con capacidad de consumo, al servicio de dioses y gobernantes por completo invisibles para nosotros, simples «animales…. racionales».

Para generar la economía, se debe hacer que un ser crea que necesita más de lo que él mismo puede producir, y se le debe impedir que consuma lo que él mismo produce.

Después de eso, se tiene economía, una sociedad y reglas, leyes, gobiernos y enormes complejos industriales. […]

La vida se arregla de esta manera. A los que pueden producir, luego se les convence de que deben producir, y en la producción se les da cada vez menos hasta que al final tenemos a un esclavo. Todo es trabajo, no se les paga, se les da una alimentación mínima y moradas inhabitables.

La economía se usa para producir esta condición sin remordimiento.

L. Ronald Hubbard, Artículo La Economía.

Si alguien nos encuestara, a cada uno de los 6 mil millones de habitantes de nuestro planeta, y nos pidiera responder «cierto» o «falso» a la afirmación: «La pobreza es una condición horrible e injusta y debe desaparecer de la faz de la Tierra.», obtendría, por vez primera en la historia estadística de la Humanidad un 100%. Un 100% de «cierto», naturalmente. Pero por el momento, esto no sirve de mucho. Y no porque unos pocos millones de personas hayan mentido. Sino porque entre éstas, un puñado apenas concentra en sus manos poder suficiente para impedirlo: el poder casi infinito que les da nuestra ignorancia, nuestra ceguera.