El menú en WordPress.com

Una buena parte de las plantillas (temas) de WordPress tienen ya la función de Menús incorporada. En esta entrada, prometida hace ya un buen tiempo, revisaremos el «Qué es» y el «Cómo se hace» de los Menús personalizados.

Qué es el Menú

Es una función muy útil para los bloggers que tienen una gran variedad de platos para servir en su blog. El menú le dice a tus lectores qué tienes tu blog para ofrecerles y a dónde ir.

El menú es una lista (puede ser desplegable o no) de opciones de navegación en la que puedes combinar páginas, categorías y enlaces.

Dónde se coloca el Menú

Dependiendo de tu plantilla, tienes tres opciones:

  • Puedes colocarlo en tu barra de menú, en el encabezado de tu blog. La mayoría de las plantillas que permiten una imagen personalizada de cabecera tienen esta opción.
  • Puedes colocarlo en tu barra de navegación (sidebar). La mayoría de las plantillas tiene esta opción disponible, sea que permitan imagen de cabecera o no.
  • Puedes, perfectamente, no tener un menú.

Preparativos

Antes de comenzar, necesitas tener resueltas tres cosas previas:

  1. Debes comprender bien qué son y para qué sirven las páginas, categorías y enlaces. De otro modo, te volverás un lío.
  2. Tu menú debe estar mínimamente diseñado. Debes saber qué colocarás en él, en qué orden y, si tu menú será desplegable, cuáles ítems se subordinarán a cuáles otros. Si vas a incluír páginas, debes crearlas antes de armar tu menú. Lo mismo con las categorías.En los menús horizontales (los que van en el encabezado), el espacio es limitado y tus ítems deben ocupar UNA línea, no más. Cuántos ítems puedes colocar en tu menú horizontal depende por completo del diseño de la plantilla que has escogido.
  3. Parece obvio, pero no está de más decirlo: tu plantilla debe aceptar menús. ¿Cómo saber si los acepta? Ve a tu Escritorio —> Apariencia. En el tercer lugar, debe aparecer la opción «Menús». Si no está, tienes dos opciones: cambias la plantilla o cambias de opinión respecto a querer un menú en tu blog.

6 pasos para crear tu Menú

A fin de comprender bien lo que sigue, abre tu Escritorio en otra ventana o pestaña de tu navegador, para que vayas viendo (y haciendo) estos pasos a medida que te los explico.

  1. Ve a tu Escritorio —> Apariencia —> Menús, allí le pones un nombre a tu Menú y haces clic en el botón «Crear Menú». Ahora estás en el editor de menús. Funciona como el editor de widgets. A la izquierda, tienes una columna con los items que puedes agregar a tu menú: Enlaces, Páginas y Categorías. A la derecha, la columna donde construyes y editas tu menú.
  2. Aquí lo primero es colocar este menú en tu blog. En la columna de la izquierda, arriba, donde dice «Ubicación del Tema», selecciona el menú que acabas de crear y haz clic en el botón «Guardar». Esto es vital si no quieres trabajar en balde.
  3. Comienza con las páginas que vas a agregar a tu menú. Selecciónalas en la columna de la izquierda y haz clic en el botón «Añadir al menú».
  4. Ya tienes tus páginas en la columna de la derecha.Ahora, ordénalas y establece las jerarquías arrastrando y soltando los ítems. Si algunas páginas van a subordinarse a otras, arrástralas un poquitín hacia la derecha. Ten paciencia, requiere un poco de práctica.

    Esta jerarquía, esta subordinación de algunos ítems a otros, es lo que hace que tu menú se despliegue cuando colocas el cursor sobre un ítem.

    Al final debe quedarte algo como lo que ves en la imagen de la izquierda (clic para ampliar).

  5. Repite los pasos 3 y 4 con las categorías y enlaces que desees agregar a tu menú, estos los encuentras en la columna de la izquierda.
  6. Cuando estés feliz con el resultado, haz clic en el botón «Guardar Menú». Si tu plantilla acepta menús en el encabezado, se irá allí automáticamente. Si no, debes colocarlo como un widget en tu barra de navegación.

Este es el procedimiento básico. En una próxima entrada, detallaré algunas opciones avanzadas y responderé a las preguntas que me dejes en un comentario. :-)

NO cambies tu nombre de usuario sin prever las consecuencias (II)


Hace algunos días, al cambiar mi propio nombre de usuaria en WordPress, ocasioné una verdadera catástrofe en mi blog. No quiero que te suceda lo mismo, por lo que he escrito dos entradas describiendo las consecuencias.

La primera, ha sido calificada de novela de suspense; contiene la parte descriptiva de lo sucedido, desde mi punto de vista de usuaria de WordPress. En esta segunda entrada pretendo darte los datos técnicos de por qué sucede lo que sucede y cómo hacerlo (o no) sin riesgo alguno.

Tu nombre en pantalla y y tu nombre de usuario

Todos los usuarios de WordPress tenemos dos nombres. Estos nombres pueden ser iguales o diferentes.

El primero es el que acompaña a tu avatar. Se llama display name (nombre en pantalla). El mío es Karen. Lo puedes cambiar cuantas veces desees, sin ninguna consecuencia. Lo haces en tu Escritorio —> Usuarios —>My profile —> Basic details —> Display name publicly as.

El segundo es el que utilizas para abrir sesión en WordPress. También es el que aparece en el url de tu blog, luego de http:// y antes de wordpress. Se llama user name (nombre de usuario). Mi nuevo nombre de usuaria es karenblixen. Lo puedes cambiar cuantas veces desees, pero no puedes volver atrás. Es decir, si tu nombre de usuario es Pepe, te puedes pasar luego a llamar Juan, pero ya no puedes llemarte Pepe otra vez. Y si luego te llamas Luis, no puedes volver ni a Pepe, ni a Juan.

El cambio de tu nombre de usuario lo haces en tu Escritorio —> Usuarios —>Personal settings —> Account details —> Nombre de usuario.

hay consecuencias cuando cambias tu nombre de usuario.

Y la magnitud de las consecuencias es directamente proporcional al tiempo que tiene tu blog. Es decir, si acabas de abrirlo o lo abriste hace una semana, no pasa prácticamente nada.

Si tienes más de 10 entradas publicadas ya, yo lo pensaría mucho antes de hacerlo.

Si tienes más de 10 entradas o más de 6 meses, al menos yo, jamás lo haría. (Quiero decir jamás lo volvería a hacer).

Las consecuencias del cambio tu nombre de usuario

Muchos bloggers, al abrir su cuenta en WordPress, escogen un nombre sin pensarlo demasiado, ante la expectativa de su nuevo blog. De algún modo asumen que más tarde podrán cambiarlo, aunque esto es así hace sólo unas pocas semanas. Mas tarde, ya no les gusta o por alguna razón quieren uno diferente.

Al ver que pueden cambiarlo, ven el cielo abierto y se lanzan –como hice yo– sin medir las consecuencias.

Lo penoso es que nadie te lo dice. Vas a tu escritorio y allí te enteras solamente de que si cambias de Pepe a Juan, ya no puedes volver a Pepe. Pero ¡a quien le importa, si precisamente lo que quieres es ya no ser Pepe! Y no te dicen nada más.

Así que te lo diré yo:

Cuando te dispones a cambiar tu nombre de usuario, debes saber que estás cambiando de «dirección» en WordPress.

Como hice en la entrada anterior, lo voy a repetir: AL CAMBIAR TU NOMBRE DE USUARIO, TAMBIÉN ESTÁS CAMBIANDO LA DIRECCIÓN DE TU BLOG.

Pero es una mudanza un poco particular, ya que sólo te mudas tú y una o dos maletas. ¡Tus muebles y todo lo demás ni siquiera se quedan en la antigua dirección, simplemente se esfuman! Por ejemplo:

  • Todos los bloggers que te tengan en su blogroll de ahora en adelante mandarán su tráfico (e irán ellos mismos) a tu antigua dirección, en otras palabras, a una casa vacía. Y a menos que le avises a cada uno, no podrán encontrarte, a no ser que te busquen en Google. Pero si el cambio es muy reciente (menos de dos semanas) no te encontrarán. Ya que todo en Google apunta a tu antigua dirección.
  • Por la misma razón, perderás TODO el tráfico que te mandan los motores de búsqueda. Si tienes más de un mes con tu blog, hace ya un buen rato que estás recibiendo al menos la mitad de tus visitas por esa vía. Y ya no la tendrás. Deberás esperar al menos dos semanas para que Google y otros motores se actualicen. Realmente, no sé el tiempo exacto que hay que esperar, ya que no quise quedarme para averiguarlo; pero por lo que pude ver luego, al menos Google se tomó un para de semanas.
  • Tus propios enlaces dentro de tu blog, si incluían la parte de tu nombre de usuario, se perderán, ya que siguen apuntando a tu antigua dirección.
  • También pierdes el tráfico que te llega por cualquier enlace a tu blog que haya hecho otro blogger o website o por estar inscrito en algún directorio de blogs.
  • Perderás el ranking en los motores de búsqueda. Es decir tu posición en los resultados de una búsqueda. Por ejemplo, en una búsqueda (bastante común) de «Cómo funciona WordPress» en Google, mi blog aparecía en la primera página, con dos resultados. Uno entre los dos primeros lugares y el segundo, en el cuarto lugar. Ahora, el primer resultado de búsqueda ha desaparecido y lo que se encuentra el segundo, ubicado en el sexto lugar. Pero sigue apuntando a la antigua dirección.

Prevención de la catástrofe

Si por la razón que sea quieres o debes cambiar, necesitas comprar ANTES la mejora llamada «Redirección». Esta es una de las funcionalidades pagadas de WordPress que lo que hace es enviar todo el tráfico de tu blog a la nueva dirección.

Simplemente ve a tu Escritorio —> Mejoras —> Site redirect y sigue las instrucciones que allí te dan. Esta mejora cuesta 12 dólares al año.

Luego de adquirirla, adelante, ve y con toda confianza puedes cambiar de nombre y de dirección en WordPress, de manera suave, indolora y libre de consecuencias.

[NOTA: He encontrado que todo esto se puede evitar y sí puedes cambiar tu nombre de usuario sin necesidad de que te suceda NADA de lo que me pasó a mí. Estoy investigando la forma exacta y escribiré una corta entrada al respecto lo antes posible.]


Junio 2011. Ya existe una forma completamente segura de cambiar tu nombre de usuario sin peligro. La encuentras en esta entrada.


NO cambies tu nombre de usuario sin prever las consecuencias (I)

Esta es la historia de la peor catástrofe… bueno, la única en realidad, que he sufrido en casi cuatro años en WordPress.com.

Todo comenzó el 1ro de marzo cuando me enteré, gracias al comentario de una lectora, que ya era posible cambiar el nombre de usuario en WordPress.com. Es una funcionalidad nueva, del 3 de Febrero de este año. Anteriormente, esto no se podía hacer. Tu nombre de usuario no sólo es el que te sirve para abrir sesión en WordPress. También es el que aparece en el url de tu blog, luego de http:// y antes de wordpress. Por tanto, al cambiar de nombre, estás cambiando también de dirección.

Lo voy a repetir: AL CAMBIAR TU NOMBRE DE USUARIO, TAMBIÉN ESTÁS CAMBIANDO LA DIRECCIÓN DE TU BLOG.

Yo sabía esto, pero como la idea de cambiar me encantaba, a pesar del riesgo asumí, irresponsablemente, que WordPress haría que simplemente todo saliera bien, como siempre lo hace. Nunca se me ocurrió pensar que pudiera poner en manos de los usuarios una funcionalidad con potencial catastrófico. La única que existía hasta el momento: Borrar tu blog, te advierte incontables veces durante el proceso que no hay vuelta atrás. Se supone que sabes lo que haces.

Así que lo hice. Cambié mi nombre de usuaria. Entonces, viendo que mi nombre en pantalla y mi avatar apuntaban correctamente a la nueva dirección, me dije con cierto alivio: «efectivamente, ocurre algún tipo de cambio automático, al menos en lo que tiene que ver con WordPress». Sin embargo, mi nariz suele ser muy sensible, no sólo a los olores, sino también al peligro. Y algo extraño venía percibiendo desde el comienzo…

Para estar segura, me fui donde mi vecino querido. Entré sin siquiera tocar la puerta y fui directamente a su blogroll… sólo para comprobar con horror que ese enlace seguía apuntando a la vieja dirección. En ese momento comprendí que acababa de cometer un grave error.

Como yo tiendo a buscar soluciones antes que lamentarme, sencillamente concluí «Está bueno que te pase, Karen, por tu falta de previsión; ahora tendrás que pedirle a todos tus amigos que te hagan el favor de cambiar el enlace; un fastidio, pero seguramente lo harán, qué remedio.» Y decidí hacerlo al día siguiente, luego de ocuparme de lo más urgente: los lectores que no me tenían en su blogroll.

Corrí a la antigua casa para poner un aviso de cambio de dirección, pero cuál no sería mi espanto al ver que todas las puertas y ventanas estaban clausuradas ¡ya no podía entrar! Es decir, no podía acceder al escritorio, no podía colocar una nueva entrada. En ese momento entré en pánico, es la pura verdad. Así que no puedo decirte con precisión lo que pasó en adelante; una persona en pánico no piensa racionalmente y sus recuerdos son confusos. No me preguntes cómo entré, porque no lo sé, pero lo hice. Abrí la puerta de algún modo (quizá rompí una ventana, no podría asegurarlo) y coloqué la entrada de aviso en mi antiguo blog.

Podía escuchar el eco de mis pisadas en las habitaciones vacías. Ni una sola entrada a la vista en mi viejo blog, el espectáculo era desolador. Y, a la vez, lo sentía como una burla: en la nueva dirección no había ningún cambio perceptible: todo estaba en su sitio; las entradas, las imágenes, la barra de navegación, las páginas; todo en perfecto orden, limpio y arreglado…. pero como en una casa fantasma, situada en medio de la nada, en otra dimensión… ¡nadie podía encontrarla!

Minutos después me di cuenta de que este aviso de cambio de dirección serviría de muy poco. Los enlaces de Google y otros motores de búsqueda que te envían tráfico no enlazan a tu blog en sí, a tu página de inicio, que es donde se vería el aviso de cambio. Enlazan a entradas específicas dentro de tu blog. Es decir que si un navegante busca algo que escribiste en agosto de 2009, Google lo enviará a esa entrada de agosto de 2009, no a tu página de inicio. ¡El permalink, esa función pequeñita que hace de un blog la octava maravilla de la humanidad y a la que acababa de dedicar una entrada completa alabando sus virtudes, me jugaba ahora la broma más macabra que fuera posible imaginar! Era, como toda herramienta poderosa, un arma de doble filo. Sentí que los ojos se me llenaban de lágrimas ante la pérdida inminente de todo mi tráfico, construido con el trabajo constante de cuatro años.

Sumida en el pesar, visualicé mis estadísticas desplomadas durante los próximos meses… la ausencia de comentarios y preguntas de los nuevos lectores…. Resignadamente, concluí que era un «castigo» más que merecido ante mi falta de previsión y me dispuse mentalmente a recomenzar desde cero. Lo único que me quedaba era intentar al menos que esto no le pasara a nadie más. Escribí a soporte de inmediato, con un resumen en 3 líneas de esta entrada, asumiendo mi propia responsabilidad, pero pidiéndoles que agregaran en la páginas de Soporte correspondientes un resumen de las posibles consecuencias del cambio. La respuesta no se hizo esperar:

«Lamento muchísimo lo ocurrido. Hay un remedio: la mejora de redirección, la encuentras en tu escritorio, bajo «mejoras» Y, sí. Colocaré esta advertencia en la página de Soporte, gracias».

Sabía a qué se refería el Ingeniero de Felicidad que me había contestado y sabía también que las mejoras son de pago. Decidí no hacerlo y sufrir estoicamente las consecuencias de mi error.

Sin embargo, aún me esperaba lo peor.

Repentinamente caí en cuenta de qué era no sólo lo peor, sino lo más importante: ¡los navegantes que buscaban ayuda no podrían encontrarla! Se estrellarían contra el arrecife de un mensaje de error.

Esto es lo que estaría sucediendo, al fin y al cabo: un blogger novato o un prospecto de blogger, como son la mayoría de mis lectores, haría una búsqueda en Google. Google los enviaría a la entrada correspondiente, pero en la antigua dirección. Allí el navegante encontraría un aviso de error: «Lo sentimos, lo que buscas no se encuentra aquí». Porque la entrada específica, efectivamente, ya no estaba en la antigua dirección, sino en la nueva. Y si por suerte o por experiencia este navegante sí lograba llegar a la nueva casa ¡cualquier enlace en el que hiciera click, lo rebotaría al viejo blog y, por tanto, al aviso de error! ¡¡MIS PROPIOS ENLACES, EN MI PROPIA CASA, APUNTABAN AHORA A LA ANTIGUA DIRECCIÓN!! :-O

Esto fue demasiado para mí. El sentido y el propósito de mi blog, se había perdido por completo. Un blog sin enlaces o con enlaces rotos no sirve para nada. Y mucho menos en el caso de un blog como el mío. Comprendí que la idea de sufrir estoicamente era estúpida y que si alguien debía sufrir, era mi bolsillo. Debía reparar el desastre potencial que había ocasionado. La otra alternativa era cambiar manualmente cada enlace de mis 104 entradas, o, sencillamente, el abandono de este proyecto. Porque ya no se trataba solamente de recomenzar desde cero, se trataba de que estaría causando confusión y una pequeña pérdida a cada persona que llegara a mi blog en busca de ayuda, unas 4 mil al mes. Y no estuve dispuesta a ser responsable de algo como eso.

Así que compré la mejora de redirección. Y todo, mágicamente, volvió a la normalidad en un abrir y cerrar de ojos.

Espero que si algún día se te pasa por la mente cambiar tu nombre de usuario en WordPress o en cualquier otro sitio, puedas tomar la decisión sabiendo todas las posibles consecuencias.

En mi próxima entrada (ya está casi lista y espero publicarla en tres o cuatro días), te contaré la historia desde el punto de vista técnico (sin drama ni emoción, sólo con los hechos), incluyendo todos los pasos que hay que dar –o no dar, para que puedas hacerlo sin riesgos. Mientras tanto, si tienes más de 2 meses con tu blog ¡por favor, no lo hagas!


Junio 2011. Ya existe una forma completamente segura de cambiar tu nombre de usuario sin peligro. La encuentras en esta entrada.


Twitter volant, blogi manent


Un sabio, muy famoso y muy antiguo proverbio latín, tan antiguo como el mundo occidental, reza:

Verba volant, scripta manent.

Significa que las palabras se las lleva el viento, lo escrito, permanece. Puedes utilizarlo de dos maneras: Teniendo cuidado con lo que escribes (y lo que firmas), ya que al permanecer, podría en el futuro actuar en tu contra. O también, sabiendo que «si algo no está escrito, no es verdad», o no tiene, para los fines, validez.

Sucedió que hallé la solución a una especie de dilema existencial o, más bien, a un temor secreto que tuve por mucho tiempo. Por esa razón, puedo al fin confesarlo. Tenía digamos que cierta aprensión con respecto al futuro de los blogs, en vista del éxito tan arrollador que parecen tener redes como Twitter y Facebook. Y aunque me decía a mí misma: «No te preocupes, Karen, esas cosas están condenadas a desaparecer, desde el mismo instante en que fueron creadas…», siendo completamente honesta, no acababa de convencerme. Sentía que me faltaba un argumento de peso. Carecía de hechos técnicos que fueran más allá de las leyes de la comunicación interpersonal, por más inmutables u omnipresentes que sean estas leyes.

Hace unos días encontré ese argumento. A través de varios links, llegué a una entrada de Debbie Well, donde encontré lo que había estado buscando por años. Pero fui un poco más allá: luego de haber encontrado este dato tan vital, hice lo que nunca pensé que llegaría a hacer: abrí una cuenta en Twitter. Y me pasé un día completo observando sus movimientos, sus trinos y sus aleteos. De esta manera, puedo escribir por experiencia de primera mano, no sólo porque me hace sentido lo que dice otra bloggeresa.

Así, ahora puedo afirmar, con la cabeza muy en alto y sin ninguna duda ni reserva: Twitter volant, blogi manent. Los blogs permanecerán porque esa es su naturaleza: la permanencia. Un día cualquiera, el volátil pajarito azul irá más allá del límite y ya no podrá regresar…. porque volar es su naturaleza.

Lo que los bloggers escribimos en nuestros blogs permanece. Tiene unas coordenadas en la inmensidad del ciberespacio. Se puede volver a encontrar. Por magia, maravilla y virtud del inefable permalink, a menos que tú mismo lo borres, estará allí, disponible para el mundo mientras exista Internet, sin importar hace cuánto tiempo lo escribiste y lo publicaste.

Por el contrario, en el fondo de cada página de Facebook o de Twitter hay un agujero negro donde van a dar todos tus mensajes, tus regalitos, tus links, tus pensamientos, tus preguntas y tus respuestas. No son recuperables. Simplemente se pierden, se los lleva el viento, vuelan como el pajarito azul.

Me dirás que hay secciones en Facebook que permanecen y que le dan cierto aspecto de sitio web, como las fotos, los amigos, los enlaces que publicas, es cierto. Pero si tienes una cuenta en Facebook, como la mitad de los habitantes de este planeta, sabes que la parte de interacción con tus visitantes, simplemente se desvanece en la nada. Si no la viste tu muro a tiempo (y tienes mucho tráfico), nunca llegarás a ver esos mensajes que te dejaron.

Naturalmente, la permanencia en la comunicación y en las relaciones no es un asunto igualmente importante para todo el mundo. En la medida en que las sociedades, las personas y las relaciones se vuelven más y más mecánicas, automáticas y utilitarias, llega un punto de deterioro en el que la comunicación pierde toda su importancia, su significado, su valor y su magia. Y lo cierto es que muchas más personas de las que pensamos –y de las que quisiéramos– se encuentran en ese nivel. Por más que lo intentemos, no se puede tapar el sol con un dedo.

Afortunadamente, habrá blogs y bloggers mientras haya Internet. No todo está perdido.