Escribiendo con humanidad

Esta es la entrada inaugural de la sección de Skellie. Me costó un poco de trabajo seleccionarla: muchas de sus entradas citan otras anteriores. Así, fui retrocediendo y retrocediendo hacia las primeras. Hasta que encontré esta belleza. No la había leído nunca. Aunque fue publicada originalmente el 29 de agosto de 2007, hace ya casi un año, resultó ser tan nueva para mí como lo es hoy para ti. Y es un estupendo ejemplo de por qué Skellie es Skellie.

Escribir sucio

Por Skellie

Hay un argumento que dice que, en el ámbito de la palabra impresa, lo escrito no es tan importante como quien lo escribe. Sin embargo, cuando se trata de contenido web, la mayoría de la gente escribe como si tal regla no aplicara; como si la web fuera únicamente una esfera de información, como si a los autores les repugnara la idea de una huella en sus escritos.

Escribir sucio, como yo lo veo, no es lo mismo que hablar sucio. Significa escribir con humanidad. Significa animar a los lectores a desenvolver las palabras hasta llegar a la fuente: el autor, la persona.

Tus lectores no pueden construir una relación con la información. Pueden hacerlo contigo. En esta entrada, quiero hablar de cómo podemos des-esterilizar nuestros escritos en la red y dejar un gran borrón, colorido, humano, en nuestras palabras.

¿Cómo llegamos a estar tan limpios?

No ayuda el hecho de que parte importante del contenido con formato web provenga de procesos automatizados, conectados con líneas de código: los resultados de las búsquedas, los mensajes de error, las interfaces de usuario cada vez más chispeantes. Hay un ser humano (o varios de ellos) detrás de todas estas cosas, sin embargo, se hacen enormes esfuerzos por eliminar todo rastro de ese contacto, como si lo único que hiciera fuera enliarlo todo.

La Wikipedia, por ejemplo, es «una sola tienda para todas tus necesidades» de información, fruto de la ardua labor de miles de autores. Sin embargo, nadie lo diría. Como si reconocer su creación humana pudiera manchar lo valioso de información.

Los espacios de interacción social en Internet, también, alientan al autor a retirarse de lo que crea. Se trata a las hordas de usuarios de Digg, de StumbleUpon y de del.icio.us (quizá merecidamente) como una plaga de langostas: descienden sobre el contenido, se lo tragan por completo, y pasan al siguiente, tan rápido como llegaron.

Pero ¿quién podría culparlos? Un requisito de las llamados «carnadas para Digg» (o lo que te ha hecho creer la gente que escribe sobre el tema) es que hay que concentrar la información. Al parecer, mencionar el autor que está detrás aburrirá a las masas hasta las lágrimas. Parece lógico, después de todo no te conocen, así que ¿por qué debería importarles?

Creo que la verdad reside precisamente en lo opuesto. Creo que esto podría explicar una de las razones por la que a los visitantes de estos medios de interacción social se les considera tan inconstantes. No se vinculan en modo alguno con el contenido, porque no se les da la oportunidad de hacerlo.

La gente no se siente significativamente intrigada ni seducida por una foto divertida, por una entrada compuesta de información en forma de listas, ni por un tutorial seco como un hueso. La gente consume lo que hay de entretenimiento, de utilidad y entonces se va, en busca de otro contenido con las mismas cualidades. Después de todo, se encuentra por todas partes, cuando haces una búsqueda.

Lo sucio es interesante

No obstante, si escribes sucio, si colocas un buen poco de ti en el contenido que creas, vas a intrigar a los lectores, sea que procedan de un capricho de Digg, o que hayan estado visitando tu sitio por años.

Cuando llegas a conocer algo acerca de alguien, eso deja una huella. Si hay resonancia entre tú y tus lectores, ellos querrán saber más sobre ti. Van a ir a tu página ‘Acerca de’ en lugar de navegar a otro sitio, y posiblemente escarben más hondo en él tratando de obtener más información.

El argumento de que las personas que no te conocen no están interesadas en ti es, creo yo, una falsedad. ¿Cómo se llega a conocer a alguien, en primer lugar? Esa persona da algo de sí misma, eso pica tu interés, y entonces decides obtener más información.

Cuando das algo de ti, aunque sea sólo una golosina, dejas una huella única. Probablemente, la información que comunicas se puede encontrar en otros lugares, aunque en diferentes formas. La huella que has dejado (tu sello, si se quiere), no.

Comenzar a hacer un lío

A continuación, algunos hábitos sucios que se pueden desarrollar con el tiempo.

No es sobre ti, es sobre mí. La próxima vez que tu contenido llore por una anécdota, mete la mano en el baúl de los recuerdos de tu propia vida, en vez de subcontratarlos. Con frecuencia, es más fácil ilustrar lo que escribes con la vida de alguien más, pero ten en cuenta el por qué aún se habla de esa anécdota (o de esa persona): ella dio algo de sí misma —o tal vez los periodistas lo hicieron en su nombre, sin su consentimiento. De cualquier modo, dejaron su propia huella. En vez de eso, deja la tuya.

Compartir los fallos La frase «Todos cometemos errores», cuenta con el acuerdo general. Seguro, es un cliché digno de vergüenza, pero es cierto. Difícilmente podrías llegar a notarlo, sin embargo, dada la forma de escribir de muchos de nosotros.

Los escritores de la red están más que dispuestos a escribir sobre sus éxitos, su experiencia, su conocimiento superior, y omiten por completo aquellos años de aprendizaje (y fracasos) que pasaron forjando esos conocimientos. Naturalmente, es difícil desarrollar una relación humana con alguien que se presenta a sí mismo como supra-humano, por omisión.

Esto, por supuesto, no es intencional. Parece desafiar toda lógica el ocuparnos de reconocer dónde nos quedamos cortos, o hemos fallado en el pasado, especialmente cuando queremos atraer elogios, no críticas.

En la mayoría de los casos, sin embargo, reconocer los errores y hablar de lo que hemos aprendido con ellos crea una resonancia con los lectores, en particular con aquellos que han cometido el mismo error, o que lo están cometiendo en este preciso momento.

Timothy Ferriss tiene un gran blog. No obstante, una de sus debilidades, es que la novedad de ser alguien perfecto en todo, comienza a desgastarse.

Lo que realmente me interesa saber, y me imagino que a un montón de otras personas por igual, es en qué cosa el Sr. Ferriss es absolutamente pésimo.

Escribir sobre tus errores le muestra a tus lectores que no eres un experto o alguien con talento porque de algún modo eres mejor, sino porque te has hecho de esa manera. Así se infiere que lo que escribes puede ayudarles a hacer lo mismo.

«¿Cómo estás vestido?»

Los contenidos no se producen en un vacío. ¿Cómo obtuviste la idea? ¿Qué te inspira? ¿Por qué estás interesado/a en el tema? Tu estado de ánimo en el momento ¿afecta lo que escribes? ¿Tienen algún efecto las experiencias de la vida real en tu forma de ver las cosas?

Tú escribes el contenido en una computadora, o en un bloc de notas, y a medida que lo haces, estás situado/a en algún lugar del tiempo y del espacio. Estás en un lugar específico, estás en medio (o al comienzo o al final) de un día en que sucedieron cosas. No eres un cerebro en una tina. Tus experiencias influyen lo que escribes. Nunca es una mala idea darle un acuse de recibo al mundo que está más allá de tus palabras.

Hazlo personal

Tenemos una ventaja muy buena sobre los que escriben para publicar impreso.

En el reino de la palabra impresa, los autores están ‘demasiado ocupados’ para lidiar con las reacciones a su trabajo. Tú lees un libro e independientemente de la forma en que pueda afectarte profundamente, no hay manera fácil de dejárselo saber a su autor. Servicios como el de la Wikipedia parecen emular deliberadamente ese desapego, como si un cierto grado de distancia fuera necesario para que la información tuviera algún valor real.

Los escritores no deben olvidar que esta interactividad es uno de los principales atractivos del contenido web. Por desgracia, creo que muchos escritores sí lo olvidan, en particular aquellos que crean contenidos increíblemente populares. ¿Cuántos bloggers o webmasters de primera línea participan activa y regularmente en los hilos de los comentarios que reciben? ¿Cuántos responden rápidamente a los e-mails de sus lectores, si es que acaso responden?

Sí, están increíblemente ocupados, pero ocurre que llegan a un punto de ausencia, donde pareciera que el escritor ha decidido que los beneficios de la interacción son mucho menores que, por ejemplo, el esfuerzo necesario para publicar un comentario.

También parece haber una tendencia, una vez que el responder a cada comentario y correo electrónico se convierte en inviable, a rendirse casi por completo, y responder sólo cuando el no hacerlo podría dañar una amistad (habrás notado que algunos bloggers de primera línea tienden a la comentar principalmente en respuesta a quienes aparentemente son amigos cercanos. ¿Nuevos lectores? ¡Olvídalos!)

Esto visión aparentemente pragmática de los costos frente a las ganancias es bastante miope. Cada comentario, cada e-mail cortés se dirige a reforzar la percepción de que este autor respeta a sus lectores y es responsable ante ellos. Esta relación autor/lector es completamente invaluable, y vale cada segundo de esfuerzo que se toma construirla.

Si no puedes responder a cada comentario, reconoce que los has leído y disfrutado a todos, escogiendo aquellos que puedas responder fácilmente. Si no puedes responder a tus mensajes de correo electrónico en ese momento, deja que la persona que lo envió lo sepa, y lo guárdalo para abordarlo más tarde. No hay nada más frustrante que elaborar un mensaje de correo electrónico sólo para ver que se encuentra con el silencio.

No caigas en la trampa de no acusar recibo a los lectores. Mézclate con ellos, enlíate con ellos, llega a conocerlos, si no individualmente, al menos colectivamente. No reniegues de uno de los mejores aspectos de escribir para la web.

A medida que llegas a conocer a tus lectores, ellos llegan a conocerte a ti. Sin embargo, si dejas que la balanza se incline, retirándote de la interacción a medida que tu contenido se hace más popular, inevitablemente encontrarás que tus nuevos lectores no desarrollan ese sentido de intimidad que tanto apreciaste en los primeros días.

A largo plazo, esta negligencia puede hacerte daño. Es fácil que los visitantes olviden o ignoren un autor sin rostro cuando se queda en silencio por una semana, o cuando escribe una porquería de artículo.

Es mucho más difícil olvidarse de un amigo, cuando las cosas se ponen difíciles.

3 pensamientos en “Escribiendo con humanidad

  1. ahhhhhh… esta es la explicación de por qué me enganché a esto de los blogs cuando a mi no me interesaba para nada, y de repente estaba entusiasmada con todo este mundo, hablándole de los blogs a todo el mundo que me miraba con cara de… «pues tampoco es para tanto». Lo que realmente me encantó, fue la gente que había detrás, que me contestaba a las preguntas, que me entendía, me llevaba de la mano… el blog era para mi.

    Comparto totalmente la idea que tan bien expresa Skellie, las páginas que no muestran el espíritu que hay tras ellas están vacías para mi, por muchos datos que contengan o como bien dice ella te da la sensación de que no puedes agradecerle a esa persona el trabajo, como si fuera inaccesible. De hecho esa es la razón de que me «enganche» a blogs que para nada tienen que ver con mi realidad a cerca de las cosas (son de alguien que cuenta cosas suyas, es algo verdadero, es valiente… )

    Claro que… no todo el mundo sabe comunicarse… hay quien habla sin parar sin ni siquiera la intención de ser comprendido, hay quien no te contesta cuando le preguntas algo, quien le planteas un problema y no te hace ni caso…

    Me ha gustado un montón la entrada ya que es la explicación aplicada a los blogs que cómo funciona la comunicación.

    Y por cierto este blog y tú Karen, cumplis con todos los requisitos que cuenta Skellie en su entrada. Felicidades por esta nueva sección y por el cambio de look, se ve más luminoso, fácil de leer, más estético. Así que dobles felicidades.

    Un beso. Cristina.

  2. ¡Ahhhh! ¡Pues claro! La comunicación de doble vía tiene «un no sé qué», un «dulcito» –como decimos acá– que después que lo pruebas… es muy difícil no querer más y más y más. Creo que hay pocas cosas que busquemos con más afán y con más persistencia en la vida. Una comunicación «como Dios manda» nos puede llevar a las mayores alturas celestiales cuando tenemos la fortuna de encontrarla o de crearla y una comunicación fallida, normalmente nos sume en las profundidades infernales de la inseguridad, de la frustración y yo creo que hasta de la demencia. El amigo nuestro no se equivocó al llamarle «el solvente universal».

    Bueno, pues Skellie la maneja muy muy bien, como concepto y como práctica, y por eso mi afán de que mis lectores pudieran saborear ese «dulcito». Me alegra mucho que te haya gustado y que nos lo dejes saber.

    Lo del «nuevo look», pues no sé. No estoy completamente satisfecha aún, esta nueva plantilla hace algunas cosas extrañas, de las que me di cuenta cuando ya era tarde; pero la anterior me tenía ya con claustrofobia. Nuestra amiga Milla –como diseñadora al fin– escogió la mejor plantilla que puede haber disponible en WordPress.com y yo, por puro orgullo, estoy tratando de obtener un resultado tan bueno como el suyo, ¡pero con MI propia plantilla! Pero qué va… aún no lo logro. (Son de los «jueguitos» en los que nos metemos a veces.) ;-) Un beso grande para ti y para Iña y los chicuelos.

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